La entereza burla el encierro


18 de Agosto del 2003

La entereza burla el encierro


"Lo que hice fue motivado por el amor a mi Patria y por la convicción de que la historia demuestra que es la única opción que le queda al pueblo cubano para evitar la muerte de inocentes personas y la destrucción que traen aparejadas las acciones terroristas que se cometen contra mi país", sostuvo Fernando González Llort en su alegato. En las primeras horas de la mañana del 18 de agosto de 1963 nació este Héroe de la República de Cuba
ELENA MILIÁN Y ZENAIDA ALDAMA
Servicio especial de la AIN

Tras una hermética puerta de hierro, única frontera entre el encierro y la vida, Fernando González Llort encara una sentencia de 19 años de cárcel aferrado a todos sus sueños.

La justeza de sus actos es su compañera de celda en la prisión federal de Oxford, Wisconsin, en el noreste de Estados Unidos.
Él es uno de los Cinco Cubanos que permanece hace casi cinco años injustamente detenido en el país adonde viajaron con la misión de enviar a la Isla información sobre los planes de los grupos terroristas radicados en Miami, los mismos cuya escalada criminal cobró la vida de más de 3 000 compatriotas y mutiló a unos 2 000.
El arresto de Fernando junto a Gerardo Hernández Nordelo, Antonio Guerrero Rodríguez, Ramón Labañino Salazar y René González Sehwerert, el 12 de septiembre de 1998, fue el preámbulo de un inverosímil proceso judicial, en el que no se probó la culpabilidad de ninguno.
Sin embargo, se les condenó de conjunto a cuatro cadenas perpetuas y 77 años de prisión.
Magalys Llort Ruiz y Rosa Aurora Freijanes Coca, madre y compañera en la vida de Fernando, respectivamente, revelan pormenores del espíritu de un hombre íntegro a quien ni el inicial aislamiento, ni el posterior juicio amañado lograron doblegar.
APURADO POR LLEGAR AL MUNDO
En las primeras horas de la mañana del 18 de agosto de 1963, en el capitalino hospital materno Ramón González Coro, Magalys recibiría en un parto muy rápido a su tercer hijo y único varón, que en su premura por nacer daba atisbos ya de un inquieto temperamento.
MAGALYS LLORT, MADRE DE FERNANDO

"Cuando niño, cambiaba constantemente de actividad. Apenas terminaba de dibujar, y ya estaba buscando qué otra cosa hacer. Casi siempre era jugar pelota, con el tiempo su deporte favorito.
"Nunca me dio trabajo. Era estudioso, aplicado, cumplidor de sus tareas escolares y muy responsable. Se rodeaba de muchos amigos, rasgo que afianzó durante su época de becado en secundaria y preuniversitario.
"Desde entonces ya era extremadamente organizado y solidario. Incluso, como yo trabajaba, durante los pases de la beca, los fines de semana, lavaba su ropa.
"De aquella época no puedo olvidar un Día de las Madres cuando me envió siete postales de felicitación. Una dedicada "a mi mamá", otra "a mi mamá cederista"... "a mi mamá federada"..., y aquello impresionó muchísimo a mis compañeras de trabajo, admiradas de cuánto amor me profesaba mi hijo".
UN CUBANO TÍPICO
A su imagen de joven serio y responsable, le acompañan un carácter alegre, su empedernida jocosidad y la más auténtica cubanía.
"No es extraordinario ni supermaravilloso. Es fanático al equipo de Industriales y admirador de Agustín Marquetti; le encanta bailar al ritmo de los Van Van o NG La Banda, disfrutar la música y la poesía de las canciones de Silvio Rodríguez, y ver siempre las cosas desde un punto de vista positivo.
"Siente un amor especial por la familia. Siempre anda jaraneando, fastidiando a sus hermanas (Martha y Lourdes), haciendo chistes y maldades.
"Es un cubano típico, y como casi todos, se arrebata por la yuca con mojo".
UNA ROSA Y EL AMOR
Como esmerado jardinero cuida Fernando de su Rosa. Desde hace alrededor de 13 años son una pareja feliz. La inevitable separación, paradójicamente, los unió más en este lustro.
"Es el hombre del que tú te enamoras no por las grandes cosas, sino por lo cotidiano, capaz de lograr una vida común cautivadora", confiesa Rosa Aurora.

Pudieron haberse conocido mucho antes. Ella era amiga de Martha, la hermana mayor de Fernando, cuando él aún estaba becado; pero el destino quiso que no se encontraran hasta 1989, cuando la joven preparaba su tesis de técnica en colaboración económica.

La ayuda de Fernando, graduado con diploma de oro del Instituto Superior de Relaciones Internacionales, fue decisiva.
El cine, la literatura, la poesía, el teatro, gustos comunes... los hicieron inseparables como amigos, y confirmaron luego la necesidad de desandar juntos la vida.
"Fernando es muy hogareño. Cualquier cosa que uno haga, un plato por ejemplo, él lo celebra como lo mejor. Es capaz  de auxiliarme ante una indisposición o de interrumpirme si estaba lavando, para terminar de hacerlo él.
"Incluso, hoy se mantiene al tanto de los mínimos detalles de la casa y de la familia.
"Me parece escucharlo cantar por toda la casa, sin preocuparse por la afinación, y decir muy serio: 'Si el Benny me oyera, me caía atrás para grabarme'.
"Tiene especiales dotes para apreciar las artes, y aunque suele afirmar que a él la poesía no se le da, conservo con especial orgullo un poema dedicado a mí, enviado en febrero de 1999.
"Compartimos muchos sueños y no sabemos cuándo ni cómo, pero no renunciamos al anhelo de tener un hijo".
LA PRISIÓN
La calma se quebró en el hogar de Magalys Llort en la madrugada del 13 de septiembre de 1998. Hacía pocas horas de la detención de Fernando, cuando la familia supo la noticia.
A partir de entonces, y durante los 17 meses en que los mantuvieron en confinamiento solitario, no les fue permitido conversar por teléfono y ni siquiera intercambiar correspondencia.
Cada vez que esto es posible, Fernando mantiene un flujo constante de cartas, en las cuales no edulcora la dura realidad de la prisión, aunque tampoco ofrece todos los detalles para no lacerar a sus seres queridos.
En tono tranquilizador, cuenta su madre, le asegura que las condiciones del presidio son acordes con las circunstancias, e incluso se niega a llamar a la celda por su nombre. Para él es "el cuarto".
"Pero yo sé cuán difícil ha sido este tiempo para mi hijo. Está expuesto a rigurosos contrastes de temperatura en la cárcel, por estar ubicada en una zona muy fría en invierno y de un calor asfixiante en verano.
"Es duro, pero compensa mucho verlo tan firme, tan convencido de la verdad, lo cual demostró junto con sus compañeros desde las vistas de sentencia, cuando no titubearon al recibir condenas tan absurdas y extremas.
"Estábamos convencidos de que la lucha iba a ser dura. Cuando asistí a la vista, en la sala estaban presentes varios de los personajes de la mafia de Miami. Ellos no podían concebir que nos mantuviéramos tan firmes e inconmovibles en nuestros sentimientos solidarios.
"Me sentí muy orgullosa cuando mi hijo, en un gesto de desprendimiento de su dolor para vivir el ajeno, me expresó: No importa si son 19 u 80 los años de mi condena; mientras tenga a mis hermanos sancionados a cadena perpetua, mi problema es el de ellos".
A fines de abril de 2002, y después de cuatro sin ver a su compañera, Fernando recibió por primera vez la visita de ella y de la madre.
Retratada en su memoria tiene Rosa Aurora la imagen de este reencuentro.
"Cuando se abrió la puerta de la sala de visitas, él entró con los brazos abiertos y una espléndida sonrisa de oreja a oreja, vino hacia nosotras, nos besó y abrazó, y luego conversó con la misma naturalidad como si no hubiésemos dejado de vernos tanto tiempo.
LA IDEAS NO TIENEN CARCELEROS
En todo el mundo crece el sentimiento de solidaridad con la entereza de estos cinco cubanos.
Y no puede ser de otra manera. Su sacrificio es la más alta prueba de la responsabilidad que asumieron de contribuir a librar a la humanidad del terrorismo.
Los guardias de la prisión no logran comprender por qué Fernando recibe y contesta tantas cartas, muchas llegadas desde lugares bien distantes geográfica y culturalmente, como Australia y Nueva Zelanda.
"Aunque siempre tuvo la convicción de que no estaban solos en la lucha, él nunca esperó tal dimensión del movimiento solidario hacia ellos", asegura Rosa Aurora, y precisa cómo Fernando considera un deber responder cada misiva recibida.
En la actualidad, cuando Estados Unidos blasona de su papel de adalid mundial en el combate contra el terrorismo, quizás el ejemplo más puro de lucha contra ese flagelo son esos cinco hombres.
Sus alegatos andan por el mundo con la fuerza inatrapable de la razón que le asiste a su pequeño país, agredido por organizaciones contrarrevolucionarias que durante más de 40 años han intentado destruir su proyecto social.
"Lo que hice fue motivado por el amor a mi Patria y por la convicción de que la historia demuestra que es la única opción que le queda al pueblo cubano para evitar la muerte de inocentes personas y la destrucción que traen aparejadas las acciones terroristas que se cometen contra mi país", sostuvo Fernando en su alegato.
"Lo que más me admira de él es su lealtad a toda prueba hacia sus hermanos, hacia la Revolución, su tremendo valor, su humildad. Es tan sencillo, que imagino no se asume como héroe, y se siente convencido de la existencia en Cuba de mucha gente más merecedora de esa condición que él", así piensa Rosa Aurora, satisfecha de compartir su vida con alguien de tamaña estatura moral.
Y Magalys, quien lo trajo al mundo 40 años atrás, no puede dejar de sentirse "orgullosa de ver la obra de la Revolución en mi hijo, porque solo hombres forjados en los principios más nobles para con sus semejantes, son capaces de una total entrega en bien de la Humanidad". (AIN)