17 de Agosto de 2002
Con dignidad se es feliz en todas partes
FÉLIX LÓPEZ
La felicidad parece imposible tras las rejas. Pero la esperanza suele obrar milagros. También la dignidad, esa compañera de celda, que le ha permitido a Fernando González Llort asumir la prisión de Oxford como un Héroe, y no como el preso No. 58733-004, fría denominación a que quiso reducirlo la Corte Federal de Miami, animada por el odio de una manada de terroristas que deberían estar en su lugar.

A Laura hoy no le faltan cartas de su tío.
Así de sencilla es su inmensa historia. Un sistema "patas arriba" lo condenó a 19 años —y se ensañó aún más con sus cuatro compatriotas—, mientras los criminales que ellospenetraron y luego desenmascararon frente al tribunal y el jurado, siguen a sus anchas, dividiendo su tiempo en función de dos obsesiones fundamentales: destruir a Cuba y hacer más y más dinero.
Este domingo, en la lejana Oxford, Fernando estará cumpliendo 39 años de edad. Y es una verdadera maldad que pase ese día separado de los suyos, extrañando a Magaly, madre que dedicó la vida a la formación humana y ética de su hijo; a su amada Rosa Aurora; a las hermanas Marta y Lourdes; y a la sobrina Laura, para quien escribe sin horas ni espacio.
Todas ellas, como también nosotros, lo recordaremos en esta fecha con el talante feliz que aparece en aquellas fotos tomadas en Angola; siempre sonriendo hasta en la cercanía del peligro. Con las mismas imágenes que atesoraba en aquel hueco bajo tierra o sobre un tanque, y que le servían de cordón umbilical con la lejana Isla del Caribe: sus seres queridos, Fidel y el Che Guevara.
Con Rosa Aurora, en la
tranquilidad del hogar.

Ninguno de ellos podía creerte traidor; y todos —sin excepción— pensaron en otro Diploma de Oro, cuando escucharon el valiente alegato que presentaste ante la Corte : "La Fiscalía dirá que nuestra denuncia es propaganda y paranoia de Cuba. Yo me pregunto si tendrían vergüenza para ir a Cuba a decirles eso a las madres, esposas e hijos que han perdido a sus familiares víctimas de esas agresiones".

En Angola siempre estuvo alegre, hasta en la cercanía del peligro.
Aquella tarde, como para no dejar dudas de su misión y del honor con que enfrentaría la injusta sentencia, Fernando le dijo a sus acusadores: "Todo hombre que se respeta a sí mismo se debe antes que nada a su Patria. En los años de presidio me acompañará siempre la dignidad que he aprendido de mi pueblo y de su historia".
RECUERDOS DE FAMILIA
Magaly Llort, su mamá: Fernando, además de responsable, es una persona con un nivel de discreción óptimo, con un carácter muy serio; sin embargo, tiene su otra faceta de ser un criollo rellollo, que le gustan mucho las jaranas, la música, en especial la de Silvio Rodríguez, y casi podemos decir que es un adicto al Conjunto Folclórico Nacional.
Rosa A. Freijanes, su esposa: Es muy afectuoso, preocupado, muy solidario conmigo, siempre que he tenido alguna situación difícil ha sido un apoyo grande, incluso ahora que no está aquí.
Laura Fernández, su sobrina: Mi tío siempre detrás de mí, jugando conmigo, jaraneando, haciéndome cosquillas, llevándome al Jalisco Park, eso lo recuerdo; siempre jugando conmigo, siempre muy alegre.
Marta González, su hermana: "Enfermo" a jugar pelota, al punto que eso se convirtió en un gran problema en mi casa, porque cuando era más chiquito costaba mucho trabajo desprenderlo de un juego de pelota para que hiciera las cosas que ya tenía que hacer, como entrar a bañarse, comer... Ya cuando era más grande, porque nos negaba la posibilidad de ver programas de televisión que queríamos, porque había que ver la pelota.